miércoles, 17 de octubre de 2012

Cuando éramos cultos.



La UNESCO ha publicado el informe de seguimiento de la Educación para todos (EPT), en donde destacan tres tristes noticias para el progreso educativo mundial. El informe también expone que España es el tercer país de la Unión Europea en abandono escolar, solo por detrás de Malta y Portugal. Los recortes del Gobierno siguen sumando motivos de preocupación en los ciudadanos, que ven como el futuro se tiñe, cada día, de un color más oscuro.

La educación vive un proceso crítico. El pilar más importante y fundamental del Estado del bienestar está siendo totalmente pisoteado por unos Gobiernos profundamente ignorantes e infames. Los recortes se suceden día a día, y mientras la privatización mundial está ganándole la partida a nuestra propia humanidad e inteligencia, los políticos y sus medidas siguen remando en favor de la desaparición del modelo del bien común.

El informe de la UNESCO pone de manifiesto tres malas noticias en cuanto al desarrollo educacional mundial. La primera expone que el progreso en educación en el mundo en desarrollo se ha estancado en estos últimos años. Ésta progresión había sido muy aceptable entre el periodo 2000-2009. La segunda, muestra que los sistemas educativos de secundaria parecen seguir estando diseñados más para excluir que para incluir. Todo esto a pesar de la aplastante evidencia de que la desigualdad de acceso y de resultados en educación secundaria es la principal causa del déficit de competencias de los jóvenes. En tercer lugar el informe de la EPT de la UNESCO publica que los países ricos están reduciendo la ayuda al desarrollo en educación de un modo tan drástico que los países receptores de ayuda se van a ver forzados a buscar otros donantes y a reinventar la financiación de sus sistemas educativos.

“Los países están reduciendo las ayudas al desarrollo de la educación”. Parece una afirmación tan escandalizante que la razón no atiende a comprenderla. La educación es la base que mueve al Mundo, es el detalle principal necesario para la prosperidad, la base fundamental para el crecimiento y la libertad, esa libertad que tanto se ha esclavizado desde tiempos remotos, y que después de volver a recuperar unas capacidades de expresión y pensamiento libre, se nos vuelve a poner en una brecha que escuece de manera acongojante. La educación es el pilar más puro del estado del bienestar, se trata de lo más esencial de la persona, y en muchas ocasiones es la propia persona la que se compone íntegramente de pura educación. La educación se debe anteponer a todo, sin ella es imposible lograr la excelencia que tan necesaria es hoy en día.

Los estudios de la UNESCO exponen que el año pasado, un 26,3% de españoles entre 18 y 24 años dejó tempranamente sus estudios sin conseguir el título de bachillerato o FP. También señala que la elevada tasa de paro juvenil en el país (más del 50%) reduce la confianza en el valor de la educación y puede traducirse en más abandonos. Esto desemboca en la imposibilidad de acceder a un trabajo digno y los jóvenes acaban aceptando puestos con salarios que les condenan a vivir casi que en el umbral de la pobreza, si es que existen ese tipo de puestos que incluso a día de hoy están siendo tomados como oportunidades de auténtico lujo. Poder disfrutar de un puesto de trabajo es casi una quimera que está desarbolando a España y dirigiéndola a un profundo agujero negro.




También resulta casi obligado indignarse sabiendo que a comienzos del siglo XXI aun seguimos teniendo en el mundo 61 millones de niños y niñas sin acceso a la escuela primaria, o que centenares de millones de jóvenes salen del sistema educativo sin haber adquirido las competencias más básicas. Cabe imaginar, por ejemplo, qué pasaría en España si una tercera parte de la población no tuviera acceso a los servicios de atención primaria de salud. Pues bien, a eso podría equivaler el que una tercera parte de nuestros jóvenes salga de la educación obligatoria sin esas competencias básicas. El problema es que en España por desgracia, los efectos de este auténtico fracaso solo se hacen visibles política y económicamente a medio y largo plazo. Y estos parecen ser tiempos miopes, donde solo el corto plazo importa.

Las medidas del ministro de educación, José Ignacio Wert, están siendo devastadoras. España está despidiendo a profesores, masificando las aulas, castigando a los más desfavorecidos con el recorte de las becas o los pagos de libros de texto, pero lo más peligroso y grave es que se está incurriendo en un acto de desigualdad abrumador. La educación es el instrumento más poderoso para propiciar la igualdad de oportunidades. Las desventajas poblacionales de nacer en una familia con menos recursos económicos o en un barrio o localidad sin servicios o con menores recursos pueden ser compensados con una educación de calidad, ya que se trata de un potente antídoto contra la desigualdad. Sin embargo las medidas del Gobierno no hacen más que propiciar un aumento de estas desventajas sociales, y desembocan en la aparición de unas diferencias prácticamente insalvables.

Debemos tomar como ejemplo a Finlandia. Los escandinavos dedican el 12% del PIB a su educación, ser profesor es un honor nacional, han de pasar un proceso de selección muy exhaustivo, y es una profesión muy bien remunerada, dado el grado de responsabilidad que representa: educar a los niños, el futuro de la nación está en sus manos.  Esto se trata de un pensamiento de Estado, una idea con un origen fundamentado y contrastado. España debe tomar este camino, debe despertar, debe darse cuenta de que cada vez somos más ovejas en manos de unos cuantos mediocres que tienen el dominio y el poder económico, y que sin educación es imposible prosperar, crecer, ni ser autosuficientes.

Debemos rebelarnos, movilizarnos, imponernos, rasgarnos las vestiduras y defender que la educación no está para cuidar solo a los más brillantes, eliminando a los demás, sino para dotar a todos los ciudadanos de la formación, de los conocimientos y de los valores, que necesitan para la vida. Las personas se nutren de educación y en definitiva se comportan en base a ella. Seamos personas cultas y educadas, solo así podremos ser humanos, y hombres libres.


Alfredo León
Twitter:@fefifredo

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